viernes, 30 de julio de 2010

Fotografías de Gastón Salas

Serie: La Memoria del Paisaje/ 21 Fotografías


Quebrada Del Buitre, Calama

A mediados de 1990, en pleno desierto, en un lugar llamado Quebrada del Buitre, ubicado junto al camino entre Calama y San Pedro de Atacama, se descubre una fosa con restos óseos. Todo indica que los fragmentos pertenecen a las 26 personas desaparecidas que estaban detenidas en la cárcel de Calama. Fueron ejecutadas en el Cerro Topater, a la salida de la ciudad. Allí la comitiva “Caravana de la Muerte” interrogó, masacró y fusiló a los 26 detenidos. Los cuerpos, luego del fusilamiento masivo, fueron llevados en vehículos militares hasta la Quebrada del Buitre para ocultarlos; más tarde fueron removidos y lanzados al mar desde un avión de transporte C- 47.
Las víctimas eran: Mario Argüelles Toro, Carlos Escobedo Cariz, Luis Alberto Hernández Neira, Hernán Moreno Villarroel, Carlos Piñero Lucero, Fernando Ramírez Sánchez, Alejandro Rodríguez Rodríguez, José Gregorio Saavedra González, Jerónimo Carpanchay Choque, Luis Alberto Gahona Ochoa, José Rolando Hoyos Salazar, Milton Muñoz Muñoz, Roberto Rojas Alcayaga, Carlos Berger Guralnik, Haroldo Cabrera Abarzúa, Daniel Garrido Muñoz, Luis Alfonso Moreno Villarroel, David Miranda Luna, Rafael Pineda Ibacache, Sergio Ramírez Espinoza, Domingo Mamani, Bernardino Cayo Cayo, Manuel Hidalgo Rivas, Rosario Aguid Muñoz Castillo, Víctor Ortega Cuevas y Jorge Yueng Rojas.


Cuesta Cardones, Copiapó
La comitiva de la “Caravana de la Muerte” aterrizó en Copiapó a las 19:00 hrs. del 16 de Octubre de 1973. El día 17, en horas de la madrugada fueron ejecutadas 13 personas que estaban detenidas en la cárcel de Copiapó. En un bando militar publicado en el diario Atacama el día 18, el Jefe de la Zona en Estado de Sitio informó de la muerte de las personas aduciendo que se había detectado un plan de fuga entre los prisioneros del presidio de Copiapó mientras eran trasladados a la Serena, información replicada ese mismo día en el diario “El Día” de la Serena.
Los sucesos ocurrieron en la Cumbre de de la Cuesta Cardones, a la salida de la ciudad. Horas después de su ejecución fueron enterrados por personal militar en el cementerio de Copiapó en una fosa común. Recién el 31 de Julio de 1990, en virtud de una presentación judicial, los cuerpos fueron exhumados y entregados a sus familiares para una sepultación definitiva y digna. Los detenidos que allí fallecieron eran: Fernando Carvajal González, Manuel Cortazar Hernández, Winston Cabello Bravo, Agapito Carvajal González, Alfonso Gamboa Farias, Raúl del Carmen Guardia Olivares, Raúl Leopoldo Larrávide López, Ricardo Mancilla Hess, Adolfo Palleras Norambuena, Pedro Pérez Flores, Jaime Iván Sierra Castilla, Atilio Ugarte Gutiérrez, Leonello Vincentti Cartagena.


Fundo El Morro, Mulchén
El día 5 de octubre de 1973 una patrulla constituida por militares, carabineros y civiles que se transportaba en caballos llegó hasta el fundo El Morro en horas de la tarde. Procedieron a detener a 5 campesinos en sus domicilios y los condijeron a orillas del río Renaico. Los campesinos eran Juan Labra Brevis, Domingo Sepúlveda Castillo, Edmundo Vidal Aedo, Celsio Vivanco Carrasco y José Yánez Duran. En el mes de diciembre, vecinos y familiares encontraron en el sector La Playita los cuerpos con impactos de balas y las manos atadas a la espalda con alambres


Río Bío-Bío, Quilaco
Numerosos testimonios entregados a la CNVR dan cuenta que desde el puente Quilaco sobre el río Bío-Bío fueron ejecutados 8 personas detenidas en septiembre de 1973 en el asentamiento “El Huache” y en Santa Barbara. Todas permanecían en la tenencia de Santa Bárbara. Los testimonios coinciden en que eran detenidos en conjunto por carabineros y civiles por una fuerza llamada “Colaboración voluntaria a Carabineros de Chile” . Solo algunos de los cuerpos fueron rescatados por sus familiares de las aguas del río. Las víctimas eran: Miguel Cuevas Pincheira, Sebastián Campos Díaz, Manuel Salamanca Mella, Julio Godoy Godoy, Desiderio Aguilera Solís, José Domingo Godoy Acuña, José Nazarino Godoy Acuña y José María Godoy Acuña.


Costa de Puerto Saavedra
En el mes de septiembre de 1973 fueron muertas 4 personas que habían sido detenidas en Puerto Saavedra, los hechos se produjeron la noche que llegó un contingente militar a la localidad. Los cuerpos sin vida fueron abandonados y encontrados pos sus familiares en la desembocadura del río Imperial y a orillas del mar, con numerosos impactos de bala. Eran los cuerpos de Francisco Curamil Castillo, Mauricio Huencoi Antil, Bernardo Nahuelcoy Chihuaicura y Francisco Porma Cheuquecoy

La Memoria del Paisaje
El paisaje posee un valor singular, en tanto constituye el escenario físico fundamental en el que se desarrollan la cultura y la historia y su percepción tiene una importante gravitación en el reforzamiento de la identidad nacional. La Convención Europea del Paisaje del Consejo de Europa realizado en Florencia el año 2000, definió que: el paisaje como representación de la naturaleza es una construcción de la imaginación que va conformando paulatinamente una memoria, y constituye una biografía de cada país, un testimonio en continua mutación.
Jean Francois Chevrier, historiador y critico de arte plantea que el paisaje como género fotográfico ha dejado de ser el teatro de la naturaleza (tal como en la mayoría de las imágenes del siglo XIX) o un campo de fuerzas activas (como en Weston o en los fotógrafos americanos del siglo XX) y se convierte en un lugar de una experiencia compartida entre una percepción de objetos tangibles y la sensación de un misterio inasequible.
Por lo tanto aquella concepción del paisaje como un lugar de belleza natural perenne, un sitio idílico para el esparcimiento o para el contacto con el origen y lo primitivo y la visión pintoresca de una tradición romántica acompañada por algunas pretensiones de nacionalismo y de oferta turística desaparece para dar paso y configurar un nuevo escenario, un territorio o espacio abierto que se deja observar y contemplar bajo otras perspectivas.
Las imágenes fotográficas tienen la capacidad de describir y de inscribir hechos y situaciones, poseen la facultad de otorgar sentido y significado; operan como documentos objetivos y como objetos subjetivos. Una cosa es reconocer objetivamente aquello que aparece en la fotografía y otra muy distinta es la activación de significados, sensaciones o memorias a que dan lugar en la mente del observador a partir de experiencias socio-culturales y valóricas.
En una imagen fotográfica lo visible designa lo que ya no está, se carga de lo invisible (Michell de Certau), así, la presencia constituye la evidencia de una ausencia. En este contexto las fotografías de paisajes, como conjunto de elementos objetivos contemplados por distintas subjetividades, se convierten en huellas naturales y culturales objetivamente presentes en cada territorio y subjetivamente en cada percepción. Entonces, los paisajes, los bellos y serenos escenarios naturales poseen un significado latente en su aparente condición que la fotografía tiene la capacidad de revelar …

En los paisajes de Chile se percibe una sobrecogedora carga oculta. También se advierte una misteriosa sensación de olvido y una inquietante tranquilidad que hace que la mirada sostenga la tensión de lo que se contempla ante nosotros.
Qué encubre el follaje del bosque y las montañas minerales? Qué ocultan las aguas de los luminosos ríos y la desnudez de los territorios marinos?
Los paisajes de Chile han sido testigos mudos, anónimos y sin memoria de graves y brutales atropellos a los derechos humanos. Cuántas historias permanecen ocultas y sin revelarse en los territorios de nuestro país? Cuántos espacios naturales, silenciosos y serenos, poseen un significado latente en su aparente belleza/pureza?
Este trabajo es una travesía. Es un recorrido de norte a sur por nuestros paisajes. Es un viaje que a campo traviesa va en busca de una parte de nuestra historia reciente, quizás la más horrorosa y cruel. En este camino trazado, no solo se registraron las imágenes de los paisajes, inevitablemente también, las experiencias concretas de hechos atroces, heridas profundas, algunas esperanzas y un cúmulo enorme de desesperanzas.
El paisaje natural, que tradicionalmente contiene las ideas de lo sublime y lo hermoso se confronta en este trayecto con la violencia de los sucesos. Así, en un mismo sitio se cruza, la belleza, el silencio y la calma con la crueldad de la masacre y la monstruosa brutalidad de la muerte.
Las imágenes de este trabajo desarrollan una propuesta visual desde el género fotográfico del paisaje utilizando una concepción sobre la imagen que fusiona la expresión artística (mas inmaterial y más atemporal) y la función del documento (mas concreta y objetiva). Se fueron construyendo lentamente bajo una mirada atenta y cardinal, una mirada que intenta hacer visible el olvido, que busca reflexionar sobre los hechos, el tiempo, la ausencia y la memoria, que traza con la historia un nexo espacio-temporal.
Si la imagen fotográfica es la huella que deja la luz sobre un soporte sensible, estas imágenes se transforman en la huella que los hechos dejan alojada en el alma: la memoria. TExto: Gastón Salas, Valparaíso, 2010

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